Extranjerización y concentración
Julián Denaro
...El período neoliberal que continuó (2015-2019) volvió a elevar el grado de endeudamiento externo al 45%, incrementando la deuda externa en moneda extranjera a 200.000 MU$D y reduciendo el PBI a 450.000...


Un análisis de los 40 años ininterrumpidos de democracia en Argentina, cuyo saldo en términos de desigualdad, extranjerización y concentración de ingresos es negativo, debe explicarse con una indagación simultánea sobre los mecanismos de saqueo efectuados por los poderes concentrados desde siempre, pero en especial durante los últimos 47 años.

El último 24 de marzo se cumplieron 47 años del Golpe de Estado que iniciara un período nefasto en nuestro país, frente al cual la movilización desplegada cada año responde con el emblema del Nunca Más, bajo la proclama de Memoria, Verdad y Justicia. Claro está, sólo con memoria puede construirse una patria más justa e inclusiva. En su defecto, la carencia de memoria suficiente aumenta las posibilidades de que propuestas económicas neoliberales sean aceptadas por un preocupantemente elevado porcentaje del pueblo, que padece en su conjunto los resultados de dicho modelo.

Argentina se había forjado como un país agropecuario pero también industrial, tecnológico, científico, marítimo, aéreo, sin un pesado endeudamiento y con niveles apenas marginales de desempleo y pobreza. Pero el 24 de marzo de 1976 comenzó un ciclo que desarmó el entramado productivo y la organización económica y política. A través de la liberación del comercio exterior, la desregulación financiera y la desfinanciación de las empresas de capital nacional, se inició un profundo deterioro en todas las variables socioeconómicas.

La apertura indiscriminada de las importaciones desprotegió y desarmó significativamente nuestra industria generadora de empleo. La libertad para la operatoria del mecanismo de la bicicleta financiera desvió recursos productivos hacia el mercado financiero y constituyó una de las principales causas del inicio del megaendeudamiento externo. El desmantelamiento de los organismos de regulación y control propició la articulación de mecanismos de extracción de riqueza a manos de corporaciones dominantes ubicadas en posiciones estratégicas. Y las privatizaciones concedidas a empresas extranjeras acentuaron la velocidad de fuga de capital productivo y financiero.

Concentración de riqueza significa que unos pocos son mucho más ricos y que el resto es más pobre. La explicación es muy sencilla: si de un año a otro la riqueza total producida no varía de 600.000 y los 20 más ricos pasan de tener 10.000 cada uno (200.000 en total) a 20.000 cada uno (400.000 en total), entonces los 80 no ricos pasan de percibir 5.000 cada uno (400.000 en total) a recibir tan sólo 2.500 cada uno (200.000 en total). En resumidas cuentas, concentración de riqueza es cuando los sectores de poder dominante le reducen la participación en el total de riqueza producida a todos los demás. Entonces, cada vez que notamos una situación en la cual se reduce el poder de compra de salarios y jubilaciones, es porque los poderes concentrados se lo están apropiando.

Si bien el saldo de los 40 años muestra un penoso y trágico deterioro en la matriz distributiva, no todos los subperíodos cambiaron las variables en el mismo sentido, lo cual convoca a su estudio e investigación pormenorizada.

El desempleo, que nunca había superado el 7% hasta 1991, ascendió al 18% hacia 1995, dando
cuenta de que la Convertibilidad, iniciada en abril de 1991, dañó profundamente a nuestra producción interna. Tan irrefutable resulta esta conclusión, que dicho modelo termina con el 27% de desocupación a fines de 2001. La salida de la Convertibilidad en enero de 2002 significó el inicio de la recuperación de la industria, el comercio y las fábricas domésticas, que fortalecidas con un ciclo Nacional y Popular (Nac&Pop) entre 2003 y 2015, bajaron paulatinamente el desempleo hasta el 5,5%. Desde diciembre de 2015, nuevamente un período neoliberal volvió a aumentar el desempleo hasta el 11%, y tras el mismo un nuevo período Nac&Pop lo volvió a bajar al 7% hasta el primer trimestre del 2023. Es oportuno aclarar que, a pesar de esto, el poder de compra de los ingresos está siendo licuado por una elevada inflación, que es provocada por los sectores concentrados que se enriquecen con la misma.

El endeudamiento externo corrió en el mismo sentido que el desempleo. Ascendió desde 7.000
millones de dólares (MU$D) hasta ls 45.000 MU$D durante la dctadura (1976-1983), y con el
segundo período neoliberal (1989-2001) alcanzó los 220.000 MU$D. El Período Nac&Pop (2003-2015) la redujo a 70.000 MU$D y su peso sobre el PBI lo disminuyó desde el 150% al 11%, ya que el valor anual del producto interno ascendió en el mismo plazo desde los 150.000 MU$D hasta los 600.000 MU$D. El período neoliberal que continuó (2015-2019) volvió a elevar el grado de endeudamiento externo al 45%, incrementando la deuda externa en moneda extranjera a 200.000 MU$D y reduciendo el PBI a 450.000. Seguidamente, el nuevo período Nac&Pop recuperó el valor del producto anual a casi 600.000, pero advirtiendo una vieja problemática renovada.

Esta última es la contraposición entre crecimiento y distribución. Mientras que la premisa paradigmática del período kirchnerista (2003-2015) fue “distribuir para crecer”, logrando bajar la pobreza del 55% al 27%, el nuevo gobierno Nac&Pop pareciera esperar la consolidación del crecimiento y la estabilización de las variablesmacroeconómicas cambiarias y monetarias para luego aplicar medidas redistributivas.

Sin lugar a dudas, la respuesta del pueblo argentino es un profundo enojo contra el estilo adoptado por el presente gobierno. Sin embargo, es indispensable no olvidar que quienes crearon la pobreza estructural y la agigantaron son los períodos neoliberales, elevándola al 55% desde 1976 hasta el 2001 y de nuevo del 27% al 41% entre 2015 y 2019, porcentaje que no ha disminuido significativamente en el nuevo ciclo, a pesar de la mejora en los niveles de actividad económica y de empleo.

Para pensar este asunto tan complejo, no debe desatenderse el hecho de que la elevada inflación que empobrece a la población es provocada por dos causas principales. Una de ellas es la presión cambiaria provocada por la escasez de divisas, problema agigantado por el megaendeudamiento macrista. El otro, y en el mismo sentido, es el enriquecimiento que consiguen los sectores de poder dominante a través de la devaluación y la formación especulativa de precios, siempre teniendo presente que cada vez que sube el precio del dólar, quienes manejan dólares son más ricos.

En este escenario tan complicado, la memoria activa permite anticipar que el neoliberalismo que volvería a traer “Juntos por el Cambio” o “La Libertad Avanza” sería profundizar todos los mecanismos de extranjerización y concentración. Y algo tan o más grave aún: la integración latinoamericana que está vigente, creciendo y consolidándose con el modelo Nac&Pop, sería desarticulada nuevamente por el neoliberalismo que es funcional a los imperialismos que gustan de la desunión y desarticulación de los países de la región. En definitiva: Nunca Más al Neoliberalismo.

Un análisis de los 40 años ininterrumpidos de democracia en Argentina, cuyo saldo en términos de desigualdad, extranjerización y concentración de ingresos es negativo, debe explicarse con una indagación simultánea sobre los mecanismos de saqueo efectuados por los poderes concentrados desde siempre, pero en especial durante los últimos 47 años.

El último 24 de marzo se cumplieron 47 años del Golpe de Estado que iniciara un período nefasto en nuestro país, frente al cual la movilización desplegada cada año responde con el emblema del Nunca Más, bajo la proclama de Memoria, Verdad y Justicia. Claro está, sólo con memoria puede construirse una patria más justa e inclusiva. En su defecto, la carencia de memoria suficiente aumenta las posibilidades de que propuestas económicas neoliberales sean aceptadas por un preocupantemente elevado porcentaje del pueblo, que padece en su conjunto los resultados de dicho modelo.

Argentina se había forjado como un país agropecuario pero también industrial, tecnológico, científico, marítimo, aéreo, sin un pesado endeudamiento y con niveles apenas marginales de desempleo y pobreza. Pero el 24 de marzo de 1976 comenzó un ciclo que desarmó el entramado productivo y la organización económica y política. A través de la liberación del comercio exterior, la desregulación financiera y la desfinanciación de las empresas de capital nacional, se inició un profundo deterioro en todas las variables socioeconómicas.

La apertura indiscriminada de las importaciones desprotegió y desarmó significativamente nuestra industria generadora de empleo. La libertad para la operatoria del mecanismo de la bicicleta financiera desvió recursos productivos hacia el mercado financiero y constituyó una de las principales causas del inicio del megaendeudamiento externo. El desmantelamiento de los organismos de regulación y control propició la articulación de mecanismos de extracción de riqueza a manos de corporaciones dominantes ubicadas en posiciones estratégicas. Y las privatizaciones concedidas a empresas extranjeras acentuaron la velocidad de fuga de capital productivo y financiero.

Concentración de riqueza significa que unos pocos son mucho más ricos y que el resto es más pobre. La explicación es muy sencilla: si de un año a otro la riqueza total producida no varía de 600.000 y los 20 más ricos pasan de tener 10.000 cada uno (200.000 en total) a 20.000 cada uno (400.000 en total), entonces los 80 no ricos pasan de percibir 5.000 cada uno (400.000 en total) a recibir tan sólo 2.500 cada uno (200.000 en total). En resumidas cuentas, concentración de riqueza es cuando los sectores de poder dominante le reducen la participación en el total de riqueza producida a todos los demás. Entonces, cada vez que notamos una situación en la cual se reduce el poder de compra de salarios y jubilaciones, es porque los poderes concentrados se lo están apropiando.

Si bien el saldo de los 40 años muestra un penoso y trágico deterioro en la matriz distributiva, no todos los subperíodos cambiaron las variables en el mismo sentido, lo cual convoca a su estudio e investigación pormenorizada.

El desempleo, que nunca había superado el 7% hasta 1991, ascendió al 18% hacia 1995, dando
cuenta de que la Convertibilidad, iniciada en abril de 1991, dañó profundamente a nuestra producción interna. Tan irrefutable resulta esta conclusión, que dicho modelo termina con el 27% de desocupación a fines de 2001. La salida de la Convertibilidad en enero de 2002 significó el inicio de la recuperación de la industria, el comercio y las fábricas domésticas, que fortalecidas con un ciclo Nacional y Popular (Nac&Pop) entre 2003 y 2015, bajaron paulatinamente el desempleo hasta el 5,5%. Desde diciembre de 2015, nuevamente un período neoliberal volvió a aumentar el desempleo hasta el 11%, y tras el mismo un nuevo período Nac&Pop lo volvió a bajar al 7% hasta el primer trimestre del 2023. Es oportuno aclarar que, a pesar de esto, el poder de compra de los ingresos está siendo licuado por una elevada inflación, que es provocada por los sectores concentrados que se enriquecen con la misma.

El endeudamiento externo corrió en el mismo sentido que el desempleo. Ascendió desde 7.000
millones de dólares (MU$D) hasta ls 45.000 MU$D durante la dctadura (1976-1983), y con el
segundo período neoliberal (1989-2001) alcanzó los 220.000 MU$D. El Período Nac&Pop (2003-2015) la redujo a 70.000 MU$D y su peso sobre el PBI lo disminuyó desde el 150% al 11%, ya que el valor anual del producto interno ascendió en el mismo plazo desde los 150.000 MU$D hasta los 600.000 MU$D. El período neoliberal que continuó (2015-2019) volvió a elevar el grado de endeudamiento externo al 45%, incrementando la deuda externa en moneda extranjera a 200.000 MU$D y reduciendo el PBI a 450.000. Seguidamente, el nuevo período Nac&Pop recuperó el valor del producto anual a casi 600.000, pero advirtiendo una vieja problemática renovada.

Esta última es la contraposición entre crecimiento y distribución. Mientras que la premisa paradigmática del período kirchnerista (2003-2015) fue “distribuir para crecer”, logrando bajar la pobreza del 55% al 27%, el nuevo gobierno Nac&Pop pareciera esperar la consolidación del crecimiento y la estabilización de las variablesmacroeconómicas cambiarias y monetarias para luego aplicar medidas redistributivas.

Sin lugar a dudas, la respuesta del pueblo argentino es un profundo enojo contra el estilo adoptado por el presente gobierno. Sin embargo, es indispensable no olvidar que quienes crearon la pobreza estructural y la agigantaron son los períodos neoliberales, elevándola al 55% desde 1976 hasta el 2001 y de nuevo del 27% al 41% entre 2015 y 2019, porcentaje que no ha disminuido significativamente en el nuevo ciclo, a pesar de la mejora en los niveles de actividad económica y de empleo.

Para pensar este asunto tan complejo, no debe desatenderse el hecho de que la elevada inflación que empobrece a la población es provocada por dos causas principales. Una de ellas es la presión cambiaria provocada por la escasez de divisas, problema agigantado por el megaendeudamiento macrista. El otro, y en el mismo sentido, es el enriquecimiento que consiguen los sectores de poder dominante a través de la devaluación y la formación especulativa de precios, siempre teniendo presente que cada vez que sube el precio del dólar, quienes manejan dólares son más ricos.

En este escenario tan complicado, la memoria activa permite anticipar que el neoliberalismo que volvería a traer “Juntos por el Cambio” o “La Libertad Avanza” sería profundizar todos los mecanismos de extranjerización y concentración. Y algo tan o más grave aún: la integración latinoamericana que está vigente, creciendo y consolidándose con el modelo Nac&Pop, sería desarticulada nuevamente por el neoliberalismo que es funcional a los imperialismos que gustan de la desunión y desarticulación de los países de la región. En definitiva: Nunca Más al Neoliberalismo.


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