A 15 años del CEIP Histórica
María Eva Rodriguez
Los Bachilleratos Populares que conformamos la Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica (CEIPH) desde la educación popular feminista desarrollamos diferentes ejes transversales a todas las materias, y uno de ellos tiene que ver con el cooperativismo y la economía solidaria.


Entrevistamos a Ezequiel Darío Alfieri y Fernando Darío Lázaro, dos de los compañeros que llevan adelante el proyecto Bachillerato Popular Maderera Córdoba, de la CEIP Histórica que cumplen este año sus primeros 15.

— ¿Cómo surge la idea de trabajar en educación sobre la base de la economía social?
— Los Bachilleratos Populares emergen luego de la crisis política, económica y social acaecida en el 2001 en nuestro país. Retoman tanto las experiencias educativas autogestivas impulsadas por el movimiento obrero a lo largo de su historia así como también las desarrolladas por los movimientos sociales como respuesta a las políticas neoliberales durante la década del ’90.

No es casualidad que surjan en Empresas Recuperadas por sus trabajadores, que luego de tomar la fábrica ante el inminente cierre de la misma, hayan resistido el desalojo y puestas a producirlas. Empresas Recuperadas que no solamente modifican en su interior la relación capital trabajo, sino también que abran las fábricas a la comunidad. Para que sean habitadas por las vecinos y vecinas, para que la fábrica se funda en el territorio.

Los Bachilleratos Populares que conformamos la Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica (CEIPH) desde la educación popular feminista desarrollamos diferentes ejes transversales a todas las materias, y uno de ellos tiene que ver con el cooperativismo y la economía solidaria.

En el Bachillerato Popular Maderera Córdoba se estudia la historia del cooperativismo, así como también los desafíos y perspectivas de éste en la actualidad.

También los/as estudiantes realizan visitas a las fábricas recuperadas donde están los Bachilleratos Populares y las que se encuentra dentro del territorio y otras experiencias autogestivas (cooperativas de trabajo urbanas y rurales –vinculadas a la producción agropecuaria-).

Las experiencias que se estudian y analizan, tienen como meta también que los propios jóvenes y adultos a través de prácticas al interior de los bachilleratos puedan pensarse más allá de la lógica del capital y de las relaciones capitalistas de producción. Lo que se pretenden es generar espacios que puedan romper la lógica mercantil capitalista.

Es por ello que también elaboran proyectos autogestivos y asociativos. Ya sean cooperativas de servicios como de producción.





— La experiencia del colectivo se ha expandido, ¿cómo ven ustedes el futuro del proyecto a corto y mediano plazo?
— Los Bachilleratos Populares han entrado en la escena educativa hace ya 15 años.
El número ha crecido considerablemente, más de 100 Bachilleratos Populares se han creado a lo largo de todo el país. Ya son un actor más dentro de la educación media de las personas adultas, con sus especificidades y particularidades.

Para el futuro del proyecto a corto y mediano plazo debemos dar el salto político que permita pensarnos más allá de nuestras propias prácticas, o en todo caso, rescatando nuestras prácticas, dar el debate político hacia lo que queremos construir.

En primer lugar, debemos seguir y continuar interpelando al Estado por mantener y lograr nuevas conquistas, debemos defender nuestras conquistas y poner en común una agenda hacia el futuro que nos contenga y nos nucleé para la pelea en común; debatir con el conjunto de los Bachilleratos Populares nuestras particularidades y especificidades. Potenciar nuestras capacidades y aciertos, revisar nuestras debilidades, volver a pensar un proyecto macro que nos permita el accionar conjunto más allá de nuestras reivindicaciones parciales.

Debemos rescatar y potenciar los elementos disruptivos, seguir desarmando los mecanismos reproductivistas de la escuela, fortalecer la participación y la solidaridad.

En segundo lugar, debemos situarnos como una de las tantas experiencias de educación popular en Argentina y en Nuestra América. Es decir, debemos ensanchar los debates de la educación popular con todas las experiencias desarrolladas, tender lo puentes para generar un gran movimiento pedagógico de Educación Popular que pueda contener a todas las experiencias que busquen (desde sus particularidades, sus recorridos, sus miradas, sus raíces, sus historias, sus subjetividades) la transformación social. Es necesario que podamos trascender nuestras propias prácticas, que podamos mirar más allá de nuestra acción concreta. No podemos pensarnos fuera de la realidad de América Latina que nos atraviesa, no podemos pensarnos fuera de un debate más amplio con todas las expresiones emergentes de educación popular que, como la nuestra, están resistiendo y luchando bajo gobiernos de derecha, bajo presiones del imperialismo. Debemos pensar a los BPs como un entramado de redes que se cruzan.

En tercer lugar, debemos dar el debate amplio, fraterno y sincero con el conjunto de los/as trabajadores/as de la educación. Si queremos transformar el sistema educativo en su totalidad es conjuntamente con todos/as los/as docentes que pelean día a día en la escuela pública. Debemos profundizar este aspecto entonces con los gremios, lxs docentes y todxs lxs compañerxs que están en el sistema educativo.


— Pueden identificar avances o retrocesos de estos últimos 4 años? ¿Cómo impactó el macrismo en el proyecto?
— En los últimos cuatro años hemos vivido el avance de la derecha neoliberal en nuestra región y también en nuestro país, lo que produjo un retroceso en los derechos adquiridos luego de años de lucha y resistencia.

La política económica llevada a cabo por el gobierno de Macri durante los últimos cuatro años implicó la apertura de los mercados, un tipo de cambio devaluado, la quita de retenciones a los grandes exportadores (sojeros y mineros), la ausencia del Estado para el control de la especulación financiera (o cuando no es así, oficia como garante de esta especulación), lo que generó la destrucción del aparato productivo, el cierre de comercios, el ensanchamiento de la brecha social, la pauperización de los sectores populares y un aumento de la deuda externa sin comparación en la historia (con el agravante que el Estado se encuentra sin los mecanismos necesarios para poder hacer frente a estas obligaciones).

El propio gobierno que generó esta crisis, entonces, es el que utiliza a la educación, a lxs docentes, y a las instituciones educativas en todos sus niveles como variable de ajuste. Esto se tradujo en un ataque sistemático a la escuela pública, a los y las docentes de todos el país, con una política educativo que desinvirtió en la educación y apunto al cierre de cursos y establecimientos.

Con respecto a los Bachilleratos hemos logrado mantener las conquistas que conseguimos a base de lucha y organización, pero no hemos podido arrancarle al Estado el reconocimiento de los Bachilleratos Populares que aún no están reconocidos, el salario de muchos docentes que sigan trabajando sin cobrar, y el financiamiento integral de nuestros espacios.

La política del macrismo fue la intransigencia total hacia nuestras experiencias. Esa intransigencia nos llevó a potenciar el trabajo de base, la necesidad de fortalecer nuestras organizaciones.


— ¿Cómo ven la región nuestramericana en este momento de cambios importantes?
— Nuestra América vive cambios cruciales. A diferencia de los años ´90, se combina ahora con este neoliberalismo económico, un conservadurismo político y un fascismo ideológico que impregna en los sectores medios y que, ante la pauperización de sus condiciones de vida, exige más represión y violencia hacia los sectores más vulnerables.

Los gobiernos de derecha en Brasil (Bolsonaro), Colombia (Duque) y Chile (Piñera), el resquebrajamiento de los Estados Nacionales en América Central, el asesinato de militantes sociales, populares, feministas, así como el golpe de Estado en Bolivia y la política de aislamiento al gobierno de Maduro en Venezuela financiados por el imperialismo norteamericano, diagraman un nuevo mapa regional.

Hoy el sistema no cierra, estalla por todas partes y la fórmula que se implementa es ajuste y represión (los sucesos de Chile, Ecuador y Colombia así lo demuestran).
La corporación económica, política, mediática y judicial actúan de manera aceitada para presionar, arrinconar, y generar consensos frentes a los gobiernos que intenten restituir derechos. Odian todo lo que salga de la lógica capitalista de acumulación, de la lógica heteronormativa y patriarcal. Una no pude existir sin la otra. La opresión económica es acompañada de la opresión cultural; el machismo, el patriarcado (de existencia anterior al capitalismo) funciona aceitado y asociado a éste; lo heteronormativo ordena el cuerpo (individual y social). Silencia y nos silencias. Ordena y disciplina.

Como educadores/as populares nuestra tarea consiste en seguir consolidando las experiencias de educación popular que problematicen las realidades nuestramericanas, que cuestiones las estructuras de poder, que denuncien todas las injusticias y opresiones.

Es necesario pensar desde un entramado de organizaciones y movimientos sociales desde abajo, desde las luchas que se vienen llevando a cabo, desde esas educaciones populares, esas economías sociales y solidarias (que van desde la lucha por la tierra, desde los feminismos populares, desde los movimientos sociales urbanos).

Nuestrámerica está respondiendo a los embates de ese capitalismo, nos estamos preparándo, nos estamos poniendo de pie.
Desde esos lugares es desde donde van creciendo nuestras luchas y nuestras resistencias.


Entrevistamos a Ezequiel Darío Alfieri y Fernando Darío Lázaro, dos de los compañeros que llevan adelante el proyecto Bachillerato Popular Maderera Córdoba, de la CEIP Histórica que cumplen este año sus primeros 15.

— ¿Cómo surge la idea de trabajar en educación sobre la base de la economía social?
— Los Bachilleratos Populares emergen luego de la crisis política, económica y social acaecida en el 2001 en nuestro país. Retoman tanto las experiencias educativas autogestivas impulsadas por el movimiento obrero a lo largo de su historia así como también las desarrolladas por los movimientos sociales como respuesta a las políticas neoliberales durante la década del ’90.

No es casualidad que surjan en Empresas Recuperadas por sus trabajadores, que luego de tomar la fábrica ante el inminente cierre de la misma, hayan resistido el desalojo y puestas a producirlas. Empresas Recuperadas que no solamente modifican en su interior la relación capital trabajo, sino también que abran las fábricas a la comunidad. Para que sean habitadas por las vecinos y vecinas, para que la fábrica se funda en el territorio.

Los Bachilleratos Populares que conformamos la Cooperativa de Educadorxs e Investigadorxs Populares Histórica (CEIPH) desde la educación popular feminista desarrollamos diferentes ejes transversales a todas las materias, y uno de ellos tiene que ver con el cooperativismo y la economía solidaria.

En el Bachillerato Popular Maderera Córdoba se estudia la historia del cooperativismo, así como también los desafíos y perspectivas de éste en la actualidad.

También los/as estudiantes realizan visitas a las fábricas recuperadas donde están los Bachilleratos Populares y las que se encuentra dentro del territorio y otras experiencias autogestivas (cooperativas de trabajo urbanas y rurales –vinculadas a la producción agropecuaria-).

Las experiencias que se estudian y analizan, tienen como meta también que los propios jóvenes y adultos a través de prácticas al interior de los bachilleratos puedan pensarse más allá de la lógica del capital y de las relaciones capitalistas de producción. Lo que se pretenden es generar espacios que puedan romper la lógica mercantil capitalista.

Es por ello que también elaboran proyectos autogestivos y asociativos. Ya sean cooperativas de servicios como de producción.





— La experiencia del colectivo se ha expandido, ¿cómo ven ustedes el futuro del proyecto a corto y mediano plazo?
— Los Bachilleratos Populares han entrado en la escena educativa hace ya 15 años.
El número ha crecido considerablemente, más de 100 Bachilleratos Populares se han creado a lo largo de todo el país. Ya son un actor más dentro de la educación media de las personas adultas, con sus especificidades y particularidades.

Para el futuro del proyecto a corto y mediano plazo debemos dar el salto político que permita pensarnos más allá de nuestras propias prácticas, o en todo caso, rescatando nuestras prácticas, dar el debate político hacia lo que queremos construir.

En primer lugar, debemos seguir y continuar interpelando al Estado por mantener y lograr nuevas conquistas, debemos defender nuestras conquistas y poner en común una agenda hacia el futuro que nos contenga y nos nucleé para la pelea en común; debatir con el conjunto de los Bachilleratos Populares nuestras particularidades y especificidades. Potenciar nuestras capacidades y aciertos, revisar nuestras debilidades, volver a pensar un proyecto macro que nos permita el accionar conjunto más allá de nuestras reivindicaciones parciales.

Debemos rescatar y potenciar los elementos disruptivos, seguir desarmando los mecanismos reproductivistas de la escuela, fortalecer la participación y la solidaridad.

En segundo lugar, debemos situarnos como una de las tantas experiencias de educación popular en Argentina y en Nuestra América. Es decir, debemos ensanchar los debates de la educación popular con todas las experiencias desarrolladas, tender lo puentes para generar un gran movimiento pedagógico de Educación Popular que pueda contener a todas las experiencias que busquen (desde sus particularidades, sus recorridos, sus miradas, sus raíces, sus historias, sus subjetividades) la transformación social. Es necesario que podamos trascender nuestras propias prácticas, que podamos mirar más allá de nuestra acción concreta. No podemos pensarnos fuera de la realidad de América Latina que nos atraviesa, no podemos pensarnos fuera de un debate más amplio con todas las expresiones emergentes de educación popular que, como la nuestra, están resistiendo y luchando bajo gobiernos de derecha, bajo presiones del imperialismo. Debemos pensar a los BPs como un entramado de redes que se cruzan.

En tercer lugar, debemos dar el debate amplio, fraterno y sincero con el conjunto de los/as trabajadores/as de la educación. Si queremos transformar el sistema educativo en su totalidad es conjuntamente con todos/as los/as docentes que pelean día a día en la escuela pública. Debemos profundizar este aspecto entonces con los gremios, lxs docentes y todxs lxs compañerxs que están en el sistema educativo.


— Pueden identificar avances o retrocesos de estos últimos 4 años? ¿Cómo impactó el macrismo en el proyecto?
— En los últimos cuatro años hemos vivido el avance de la derecha neoliberal en nuestra región y también en nuestro país, lo que produjo un retroceso en los derechos adquiridos luego de años de lucha y resistencia.

La política económica llevada a cabo por el gobierno de Macri durante los últimos cuatro años implicó la apertura de los mercados, un tipo de cambio devaluado, la quita de retenciones a los grandes exportadores (sojeros y mineros), la ausencia del Estado para el control de la especulación financiera (o cuando no es así, oficia como garante de esta especulación), lo que generó la destrucción del aparato productivo, el cierre de comercios, el ensanchamiento de la brecha social, la pauperización de los sectores populares y un aumento de la deuda externa sin comparación en la historia (con el agravante que el Estado se encuentra sin los mecanismos necesarios para poder hacer frente a estas obligaciones).

El propio gobierno que generó esta crisis, entonces, es el que utiliza a la educación, a lxs docentes, y a las instituciones educativas en todos sus niveles como variable de ajuste. Esto se tradujo en un ataque sistemático a la escuela pública, a los y las docentes de todos el país, con una política educativo que desinvirtió en la educación y apunto al cierre de cursos y establecimientos.

Con respecto a los Bachilleratos hemos logrado mantener las conquistas que conseguimos a base de lucha y organización, pero no hemos podido arrancarle al Estado el reconocimiento de los Bachilleratos Populares que aún no están reconocidos, el salario de muchos docentes que sigan trabajando sin cobrar, y el financiamiento integral de nuestros espacios.

La política del macrismo fue la intransigencia total hacia nuestras experiencias. Esa intransigencia nos llevó a potenciar el trabajo de base, la necesidad de fortalecer nuestras organizaciones.


— ¿Cómo ven la región nuestramericana en este momento de cambios importantes?
— Nuestra América vive cambios cruciales. A diferencia de los años ´90, se combina ahora con este neoliberalismo económico, un conservadurismo político y un fascismo ideológico que impregna en los sectores medios y que, ante la pauperización de sus condiciones de vida, exige más represión y violencia hacia los sectores más vulnerables.

Los gobiernos de derecha en Brasil (Bolsonaro), Colombia (Duque) y Chile (Piñera), el resquebrajamiento de los Estados Nacionales en América Central, el asesinato de militantes sociales, populares, feministas, así como el golpe de Estado en Bolivia y la política de aislamiento al gobierno de Maduro en Venezuela financiados por el imperialismo norteamericano, diagraman un nuevo mapa regional.

Hoy el sistema no cierra, estalla por todas partes y la fórmula que se implementa es ajuste y represión (los sucesos de Chile, Ecuador y Colombia así lo demuestran).
La corporación económica, política, mediática y judicial actúan de manera aceitada para presionar, arrinconar, y generar consensos frentes a los gobiernos que intenten restituir derechos. Odian todo lo que salga de la lógica capitalista de acumulación, de la lógica heteronormativa y patriarcal. Una no pude existir sin la otra. La opresión económica es acompañada de la opresión cultural; el machismo, el patriarcado (de existencia anterior al capitalismo) funciona aceitado y asociado a éste; lo heteronormativo ordena el cuerpo (individual y social). Silencia y nos silencias. Ordena y disciplina.

Como educadores/as populares nuestra tarea consiste en seguir consolidando las experiencias de educación popular que problematicen las realidades nuestramericanas, que cuestiones las estructuras de poder, que denuncien todas las injusticias y opresiones.

Es necesario pensar desde un entramado de organizaciones y movimientos sociales desde abajo, desde las luchas que se vienen llevando a cabo, desde esas educaciones populares, esas economías sociales y solidarias (que van desde la lucha por la tierra, desde los feminismos populares, desde los movimientos sociales urbanos).

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