Paraguay en llamas
Thania Saucedo y Viviana Valdez
La situación socioeconómica del Paraguay no es una excepción dentro del contexto latinoamericano. Nos referimos a un país que históricamente ha sido saqueado, invadido y usurpado por los grandes intereses del capital global.


El Movimiento Estudiantil de Paraguay
En Paraguay, como en los demás países de Latinoamérica, los movimientos sociales siempre han sido los grandes protagonistas de las transformaciones y conquistas de derechos.

En este sentido, no podemos dejar de mencionar el papel de los movimientos estudiantiles en las luchas sociales, principalmente durante el régimen de Alfredo Stroessner, una de las dictaduras más largas de la historia latinoamericana.
Entre los sucesos más importante dentro del contexto de la dictadura, podemos resaltar las manifestaciones de secundarios y universitarios en 1969 contra la visita de Rockefeller, quien en representación del entonces presidente norteamericano Richard Nixon vino a estrechar lazos con el dictador Stroessner. Los estudiantes armaron barricadas en todo el trayecto de la comitiva enfrentándose abiertamente a la policía, tras lo que fueron duramente reprimidos.

En 1977 el movimiento independiente que agrupó a todos los estudiantes que se negaban a rendir pleitesía al dictador sufrió una gran represión por oponerse al Tratado Itaipú, firmado con Brasil, ya que lo consideraban contrario a los intereses nacionales. Fueron torturados, algunos exiliados, otros presos y unos pocos liberados.

La reconquista de la Universidad representó en los ´80 la disputa de la Federación de Estudiantes Universitarios del Paraguay (FEUP) por los centros que estaban bajo el control de la Federación Unitaria del Paraguay, cooptada por el Partido Colorado (partido oficial del dictador).

Durante los ´90 la lucha por el Boleto Estudiantil fue la agenda principal, marcando un hito en la historia de los movimientos secundarios. Allí fueron conformados la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) y el Movimiento de Organización Secundaria (MOS). A finales de la década surge el Movimiento por el Boleto Estudiantil (MOBE), que unifica los sectores y logra concretar la reivindicación dando la victoria a aquella larga lucha.

Entrando al nuevo milenio tenemos en el 2005 la toma del rectorado de la Universidad Nacional de Asunción por miles de estudiantes que se negaron a una reforma estatutaria de corte “estronista” en plena democracia. La policía violó la autonomía universitaria y azotó con violencia a los estudiantes hasta lograr su dispersión.

El 18 de septiembre de 2015 vuelve a renacer la lucha estudiantil con la multitudinaria marcha de los secundarios de los colegios públicos y privados que llegó a tumbar a la Ministra de Educación de ese entonces, Marta Lafuente. Sin duda, una expresión clara de que a pesar del supuesto debilitamiento del movimiento estudiantil secundario durante casi una década, demostraron que su histórica característica revolucionaria seguía firme.

En los días posteriores los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción comenzaron una vigilia en el rectorado ante las denuncias de corrupción dentro de la institución. La “primavera estudiantil”, como se conoce esta época del año 2015, logró la renuncia de cerca de diez autoridades académicas entre decanos y vicedecanos denunciados por sus vinculaciones con actos de corrupción. Estos dos movimientos, secundarios y universitarios, dieron una lección a toda la sociedad paraguaya: la dignidad del pueblo no será pisoteada mientras existan los que ponen el pecho por la defensa de la misma.

Hoy podemos afirmar que los movimientos estudiantiles son uno de los mayores representantes y voceros de los que no tienen voz. Los jóvenes están dando lecciones de dignidad a toda la sociedad paraguaya.



Crisis y pandemia
La declaración de la pandemia y sus correlatos económicos y sociales irrumpieron en la realidad del país, evidenciando las desigualdades existentes.
Las ollas populares u ‘’ollas comunes’’ son las principales protagonistas en esta situación de hambruna generalizada. Hoy son las organizaciones quienes están sosteniendo la vida de los vecinos, en los barrios populares y en los distritos del país.

Gran porcentaje de los estudiantes no tienen acceso a Internet en sus hogares, principalmente en el campo, lo que imposibilita la educación virtual que pretende imponer el Ministro de Educación, Eduardo Petta. El mismo que anunció el cese de los kits de alimentos para los alumnos que no entreguen las tareas, constituyendo esto un acto criminal y un atropello a la propia Constitución Nacional, que establece la alimentación como un derecho humano inalienable.

El autoritarismo y el uso irrestricto de las fuerzas represivas con los sectores más vulnerables también forman parte del día a día en la cuarentena.



En esta crisis del COVID-19, una vez más, queda en evidencia el fracaso de las políticas neoliberales extractivistas implementadas hace más de 60 años por los gobiernos del Partido Colorado (ANR).

La cuarentena total obligatoria implementada por el gobierno de Mario Abdo Benítez, hace más de un mes, y sin ninguna medida de contingencia para la gente, ha desbordado el vaso de las necesidades impostergables de la población paraguaya: la salud universal, la educación gratuita y de calidad, la vivienda digna, el trabajo formal y la alimentación. Derechos humanos básicos y fundamentales que, a lo largo de la historia, han sido relegados sólo para un sector privilegiado y que hoy el pueblo está dispuesto a conquistar.

Allí la tarea de nuestro movimiento estudiantil.

El Movimiento Estudiantil de Paraguay
En Paraguay, como en los demás países de Latinoamérica, los movimientos sociales siempre han sido los grandes protagonistas de las transformaciones y conquistas de derechos.

En este sentido, no podemos dejar de mencionar el papel de los movimientos estudiantiles en las luchas sociales, principalmente durante el régimen de Alfredo Stroessner, una de las dictaduras más largas de la historia latinoamericana.
Entre los sucesos más importante dentro del contexto de la dictadura, podemos resaltar las manifestaciones de secundarios y universitarios en 1969 contra la visita de Rockefeller, quien en representación del entonces presidente norteamericano Richard Nixon vino a estrechar lazos con el dictador Stroessner. Los estudiantes armaron barricadas en todo el trayecto de la comitiva enfrentándose abiertamente a la policía, tras lo que fueron duramente reprimidos.

En 1977 el movimiento independiente que agrupó a todos los estudiantes que se negaban a rendir pleitesía al dictador sufrió una gran represión por oponerse al Tratado Itaipú, firmado con Brasil, ya que lo consideraban contrario a los intereses nacionales. Fueron torturados, algunos exiliados, otros presos y unos pocos liberados.

La reconquista de la Universidad representó en los ´80 la disputa de la Federación de Estudiantes Universitarios del Paraguay (FEUP) por los centros que estaban bajo el control de la Federación Unitaria del Paraguay, cooptada por el Partido Colorado (partido oficial del dictador).

Durante los ´90 la lucha por el Boleto Estudiantil fue la agenda principal, marcando un hito en la historia de los movimientos secundarios. Allí fueron conformados la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) y el Movimiento de Organización Secundaria (MOS). A finales de la década surge el Movimiento por el Boleto Estudiantil (MOBE), que unifica los sectores y logra concretar la reivindicación dando la victoria a aquella larga lucha.

Entrando al nuevo milenio tenemos en el 2005 la toma del rectorado de la Universidad Nacional de Asunción por miles de estudiantes que se negaron a una reforma estatutaria de corte “estronista” en plena democracia. La policía violó la autonomía universitaria y azotó con violencia a los estudiantes hasta lograr su dispersión.

El 18 de septiembre de 2015 vuelve a renacer la lucha estudiantil con la multitudinaria marcha de los secundarios de los colegios públicos y privados que llegó a tumbar a la Ministra de Educación de ese entonces, Marta Lafuente. Sin duda, una expresión clara de que a pesar del supuesto debilitamiento del movimiento estudiantil secundario durante casi una década, demostraron que su histórica característica revolucionaria seguía firme.

En los días posteriores los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción comenzaron una vigilia en el rectorado ante las denuncias de corrupción dentro de la institución. La “primavera estudiantil”, como se conoce esta época del año 2015, logró la renuncia de cerca de diez autoridades académicas entre decanos y vicedecanos denunciados por sus vinculaciones con actos de corrupción. Estos dos movimientos, secundarios y universitarios, dieron una lección a toda la sociedad paraguaya: la dignidad del pueblo no será pisoteada mientras existan los que ponen el pecho por la defensa de la misma.

Hoy podemos afirmar que los movimientos estudiantiles son uno de los mayores representantes y voceros de los que no tienen voz. Los jóvenes están dando lecciones de dignidad a toda la sociedad paraguaya.



Crisis y pandemia
La declaración de la pandemia y sus correlatos económicos y sociales irrumpieron en la realidad del país, evidenciando las desigualdades existentes.
Las ollas populares u ‘’ollas comunes’’ son las principales protagonistas en esta situación de hambruna generalizada. Hoy son las organizaciones quienes están sosteniendo la vida de los vecinos, en los barrios populares y en los distritos del país.

Gran porcentaje de los estudiantes no tienen acceso a Internet en sus hogares, principalmente en el campo, lo que imposibilita la educación virtual que pretende imponer el Ministro de Educación, Eduardo Petta. El mismo que anunció el cese de los kits de alimentos para los alumnos que no entreguen las tareas, constituyendo esto un acto criminal y un atropello a la propia Constitución Nacional, que establece la alimentación como un derecho humano inalienable.

El autoritarismo y el uso irrestricto de las fuerzas represivas con los sectores más vulnerables también forman parte del día a día en la cuarentena.



En esta crisis del COVID-19, una vez más, queda en evidencia el fracaso de las políticas neoliberales extractivistas implementadas hace más de 60 años por los gobiernos del Partido Colorado (ANR).

La cuarentena total obligatoria implementada por el gobierno de Mario Abdo Benítez, hace más de un mes, y sin ninguna medida de contingencia para la gente, ha desbordado el vaso de las necesidades impostergables de la población paraguaya: la salud universal, la educación gratuita y de calidad, la vivienda digna, el trabajo formal y la alimentación. Derechos humanos básicos y fundamentales que, a lo largo de la historia, han sido relegados sólo para un sector privilegiado y que hoy el pueblo está dispuesto a conquistar.

Allí la tarea de nuestro movimiento estudiantil.


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