Evolución vs amenaza de involución
Julián Denaro
Parte de nuestros hermanos argentinos creen que Milei es algo nuevo, que viene con propuestas novedosas y hasta pueden apoyarlo por creer que tiene una postura revolucionaria.



En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré.

Millones de hermanos argentinos cantaron y siguen cantando esa gloriosa canción, que evoca nuestra tercera estrella en la historia de los mundiales de fútbol. Curiosamente, un significativo porcentaje emitió un voto favoreciendo a quienes sí olvidan a los pibes de Malvinas. Milei, desafortunadamente manifestó que es admirador de Margaret Thatcher, la primera ministra británica durante aquella guerra de 1982. Patricia Bullrich, asimismo, dijo que hubiese entregado a las Islas Malvinas a cambio de las vacunas norteamericanas, en tiempos durante los cuales, en época de pandemia, éramos provistos de vacunas rusas y chinas, al tiempo que comenzábamos a fabricarlas. Bullrich, incluso, fue ministra del gobierno de Macri, que fue el único de toda nuestra historia que no reclamó por nuestra soberanía sobre las Islas.

Los olvidos, los faltantes de formación, de información, de conocimiento y de conciencia, pueden llevar a confusiones gravísimas. Son lo que facilita los engaños, la no advertencia de mentiras y los padecimientos resultantes.

Parte de nuestros hermanos argentinos creen que Milei es algo nuevo, que viene con propuestas novedosas y hasta pueden apoyarlo por creer que tiene una postura revolucionaria. Sin embargo, la verdad es que todo lo que enuncia es el regreso a lo más tenebroso del pasado, afirmación que se justifica con un breve repaso de algunos penosos períodos sufridos por nuestra patria.

Martínez de Hoz, ministro de economía de la Dictadura Genocida de 1976 a 1983, expuso contundentemente el plan económico el 2 de abril de 1976. El mismo refería a la liberación del comercio exterior, libertad para las exportaciones, libertad para las importaciones, libertad de precios, libertad de tasas de interés, libertad del dólar, eliminación de aranceles, eliminación de retenciones, eliminación de los gastos superfluos del Estado, eliminación de los controles de precios, achicamiento del Estado, privatizaciones y desregulación absoluta de la economía. Viva la libertad carajo. Desde 1976.

La resultante apertura irrestricta de las importaciones destruyó nuestra industria y nuestro empleo, creando problemas que antes no existían: pobreza y desempleo, los cuales hasta ese momento eran apenas marginales. Al entrar productos baratos desde el exterior, fabricados por industrias que operan a gran escala o que poseen un costo muy bajo originado en la pobreza y la explotación laboral, nuestras fábricas quedaron desguarnecidas. La respuesta ante los reclamos era que había que adaptarse al nuevo mundo libre y reconvertirse. El que fabricaba tenía que hacerse importador y no quejarse. Las mismas palabras que pronunció Macri con el mismo plan económico cuando fue presidente entre 2015 y 2019.

La liberación del dólar promovió el Modelo de la Valoración Financiera, comúnmente conocido como la “Bicicleta Financiera” o “Timba Financiera”. Esto es, entregaban dólares financieros al país que se cambiaban por pesos o por bonos, colocándose éstos en operaciones financieras de capitalización con elevadas tasas de interés. Conviene aclarar que los dólares financieros no son dólares productivos. Los dólares productivos son los que se invierten para generar producción, trabajo y desarrollo. Construir hoteles, represas hidroeléctricas, carreteras, puentes, apoyo industrial, etcétera. Los dólares financieros sólo vienen a depositarse en cuentas a plazo.

Mientras tanto, las elevadas tasas de interés utilizadas para que los montos de capital financiero aumentan rápidamente, deterioran la economía real. Obviamente cuanto más elevadas son las tasas de interés más rápido se multiplica el capital. Véase que si la tasa es del 2%, sobre un capital de 100.000, la ganancia es 2.000, si la tasa aumenta al 10%, la ganancia se vuelve 10.000, por cuanto que si la tasa asciende al 20%, la ganancia se incrementa a 20.000. Pero si las tasas son muy altas, el costo del consumo y de la inversión a crédito se vuelve impagable para la mayoría de la población. En definitiva, para conseguir que los montos financieros se multiplican velozmente, se destruyen el consumo, la inversión, la producción, el empleo y la recaudación del Estado.

El Estado disminuye notablemente su recaudación por impuestos al consumo, impuestos a las ganancias, aportes y contribuciones a la seguridad social, sobre que ya los tenía reducidos al suprimir los impuestos al comercio exterior. En sumatoria, hasta acá observamos un enorme deterioro comercial y fiscal. Se importa más de lo que se exporta, causando una sangría financiera al conjunto de la economía, y el Estado deja de financiar su gasto público con suficiente recaudación. Consecuencia: para subsistir no queda más remedio que el endeudamiento.

Pero la bicicleta continúa. En un momento determinado, esos montos financieros en pesos vuelven a comprar dólares libremente y sin control, tras lo cual se retiran del país y se dirigen hacia guaridas fiscales, sin declarar ni pagar impuestos. En resumidas cuentas: fraude financiero y fraude fiscal. Todas las cuentas están agravadas negativamente, pero además, si por cada 100.000 dólares que entran, salen 130.000, a razón de la bicicleta, entonces eso sólo puede sostenerse agrandando la deuda externa.

El segundo ciclo neoliberal fue con el menemismo, desde 1989 hasta la explosión del 2001, gobierno en el cual el presidente era De La Rúa, la ministra de trabajo Patricia Bullrich, que por su parte redujo el 13% jubilaciones y salarios, y el ministro de economía fue el director de la Convertibilidad, Domingo Felipe Cavallo, el favorito de Milei.

Las privatizaciones llevadas a cabo durante el gobierno de Menem provocaron un retiro permanente de remesas en concepto de utilidades por parte de las empresas extranjeras que habían comprado nuestras empresas a precio vil, agigantando la pérdida financiera del país a cada año, volviéndose más dependiente del endeudamiento externo.

El tercer ciclo neoliberal fue durante el gobierno de Macri, con Patricia Bullrich como ministra de seguridad, que incluye los asesinatos de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Chocobar y la sangre de la represión sistemática. Milei y Bullrich se postulan para llevar adelante un nuevo ciclo neoliberal librecambista. No es nada novedoso, pero pareciera ser que honorifica las palabras de Macri, quien siempre sostuvo quehabía que hacer todo más rápido que antes.

Lo expresó literalmente el rabino Bergman, Ministro de Ambiente del gobierno de Macri: “Argentina como tierra prometida debe ser partida y repartida”.

Se convoca urgente a todos los argentinos a que tengamos memoria, porque somos la tierra de Diego, de Lionel y de los pibes de Malvinas que nunca olvidaremos.


En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré.

Millones de hermanos argentinos cantaron y siguen cantando esa gloriosa canción, que evoca nuestra tercera estrella en la historia de los mundiales de fútbol. Curiosamente, un significativo porcentaje emitió un voto favoreciendo a quienes sí olvidan a los pibes de Malvinas. Milei, desafortunadamente manifestó que es admirador de Margaret Thatcher, la primera ministra británica durante aquella guerra de 1982. Patricia Bullrich, asimismo, dijo que hubiese entregado a las Islas Malvinas a cambio de las vacunas norteamericanas, en tiempos durante los cuales, en época de pandemia, éramos provistos de vacunas rusas y chinas, al tiempo que comenzábamos a fabricarlas. Bullrich, incluso, fue ministra del gobierno de Macri, que fue el único de toda nuestra historia que no reclamó por nuestra soberanía sobre las Islas.

Los olvidos, los faltantes de formación, de información, de conocimiento y de conciencia, pueden llevar a confusiones gravísimas. Son lo que facilita los engaños, la no advertencia de mentiras y los padecimientos resultantes.

Parte de nuestros hermanos argentinos creen que Milei es algo nuevo, que viene con propuestas novedosas y hasta pueden apoyarlo por creer que tiene una postura revolucionaria. Sin embargo, la verdad es que todo lo que enuncia es el regreso a lo más tenebroso del pasado, afirmación que se justifica con un breve repaso de algunos penosos períodos sufridos por nuestra patria.

Martínez de Hoz, ministro de economía de la Dictadura Genocida de 1976 a 1983, expuso contundentemente el plan económico el 2 de abril de 1976. El mismo refería a la liberación del comercio exterior, libertad para las exportaciones, libertad para las importaciones, libertad de precios, libertad de tasas de interés, libertad del dólar, eliminación de aranceles, eliminación de retenciones, eliminación de los gastos superfluos del Estado, eliminación de los controles de precios, achicamiento del Estado, privatizaciones y desregulación absoluta de la economía. Viva la libertad carajo. Desde 1976.

La resultante apertura irrestricta de las importaciones destruyó nuestra industria y nuestro empleo, creando problemas que antes no existían: pobreza y desempleo, los cuales hasta ese momento eran apenas marginales. Al entrar productos baratos desde el exterior, fabricados por industrias que operan a gran escala o que poseen un costo muy bajo originado en la pobreza y la explotación laboral, nuestras fábricas quedaron desguarnecidas. La respuesta ante los reclamos era que había que adaptarse al nuevo mundo libre y reconvertirse. El que fabricaba tenía que hacerse importador y no quejarse. Las mismas palabras que pronunció Macri con el mismo plan económico cuando fue presidente entre 2015 y 2019.

La liberación del dólar promovió el Modelo de la Valoración Financiera, comúnmente conocido como la “Bicicleta Financiera” o “Timba Financiera”. Esto es, entregaban dólares financieros al país que se cambiaban por pesos o por bonos, colocándose éstos en operaciones financieras de capitalización con elevadas tasas de interés. Conviene aclarar que los dólares financieros no son dólares productivos. Los dólares productivos son los que se invierten para generar producción, trabajo y desarrollo. Construir hoteles, represas hidroeléctricas, carreteras, puentes, apoyo industrial, etcétera. Los dólares financieros sólo vienen a depositarse en cuentas a plazo.

Mientras tanto, las elevadas tasas de interés utilizadas para que los montos de capital financiero aumentan rápidamente, deterioran la economía real. Obviamente cuanto más elevadas son las tasas de interés más rápido se multiplica el capital. Véase que si la tasa es del 2%, sobre un capital de 100.000, la ganancia es 2.000, si la tasa aumenta al 10%, la ganancia se vuelve 10.000, por cuanto que si la tasa asciende al 20%, la ganancia se incrementa a 20.000. Pero si las tasas son muy altas, el costo del consumo y de la inversión a crédito se vuelve impagable para la mayoría de la población. En definitiva, para conseguir que los montos financieros se multiplican velozmente, se destruyen el consumo, la inversión, la producción, el empleo y la recaudación del Estado.

El Estado disminuye notablemente su recaudación por impuestos al consumo, impuestos a las ganancias, aportes y contribuciones a la seguridad social, sobre que ya los tenía reducidos al suprimir los impuestos al comercio exterior. En sumatoria, hasta acá observamos un enorme deterioro comercial y fiscal. Se importa más de lo que se exporta, causando una sangría financiera al conjunto de la economía, y el Estado deja de financiar su gasto público con suficiente recaudación. Consecuencia: para subsistir no queda más remedio que el endeudamiento.

Pero la bicicleta continúa. En un momento determinado, esos montos financieros en pesos vuelven a comprar dólares libremente y sin control, tras lo cual se retiran del país y se dirigen hacia guaridas fiscales, sin declarar ni pagar impuestos. En resumidas cuentas: fraude financiero y fraude fiscal. Todas las cuentas están agravadas negativamente, pero además, si por cada 100.000 dólares que entran, salen 130.000, a razón de la bicicleta, entonces eso sólo puede sostenerse agrandando la deuda externa.

El segundo ciclo neoliberal fue con el menemismo, desde 1989 hasta la explosión del 2001, gobierno en el cual el presidente era De La Rúa, la ministra de trabajo Patricia Bullrich, que por su parte redujo el 13% jubilaciones y salarios, y el ministro de economía fue el director de la Convertibilidad, Domingo Felipe Cavallo, el favorito de Milei.

Las privatizaciones llevadas a cabo durante el gobierno de Menem provocaron un retiro permanente de remesas en concepto de utilidades por parte de las empresas extranjeras que habían comprado nuestras empresas a precio vil, agigantando la pérdida financiera del país a cada año, volviéndose más dependiente del endeudamiento externo.

El tercer ciclo neoliberal fue durante el gobierno de Macri, con Patricia Bullrich como ministra de seguridad, que incluye los asesinatos de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Chocobar y la sangre de la represión sistemática. Milei y Bullrich se postulan para llevar adelante un nuevo ciclo neoliberal librecambista. No es nada novedoso, pero pareciera ser que honorifica las palabras de Macri, quien siempre sostuvo quehabía que hacer todo más rápido que antes.

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