Editorial. Votos y bits
Fernando Roperto
Es imperativo examinar el papel de estas plataformas en el contexto del modo de producción capitalista, considerando cómo contribuye a la reproducción de las relaciones de clase y la ideología dominante...



En la actualidad, las redes sociales se han convertido en un actor influyente en el escenario político, desempeñando un papel crucial en la configuración de opiniones durante los procesos electorales. Es imperativo examinar el papel de estas plataformas en el contexto del modo de producción capitalista, considerando cómo contribuye a la reproducción de las relaciones de clase y la ideología dominante.

La infraestructura tecnológica, incluyendo las redes sociales, es una extensión del modo de producción capitalista. Estas plataformas, en Occidente, controladas por gigantes corporativos y viabilizadas por el Departamento de Estado norteamericano, sirven principalmente para la acumulación de capital y control social. Facilitan la publicidad dirigida, la manipulación de la opinión pública y la extracción de datos, todo en beneficio de la clase dominante. Las redes sociales, en lugar de desafiar las relaciones de producción capitalistas, se convierten en herramientas que las refuerzan.

Podemos traer a colación la teoría de la alienación de Carlos Marx que se manifiesta en el contexto de las redes sociales. A medida que los individuos se sumergen en estas plataformas, la constante interacción con contenido político puede llevar a una alienación más profunda. La constante atención a las pantallas y el consumo desmedido de información contribuyen a una desconexión de la realidad, desviando a las personas de una comprensión crítica de su papel en la sociedad. La participación se convierte en una forma de trabajo alienado, donde la atención del usuario se convierte en una mercancía explotable por las plataformas y los anunciantes.

En el escenario electoral, las redes sociales son campos de batalla para la publicidad política. Partidos y candidatos, a menudo respaldados por grandes capitales, utilizan estas plataformas para difundir mensajes que refuerzan la hegemonía ideológica de la clase dominante. La publicidad política no solo busca persuadir a los votantes, sino que también contribuye a la formación de una conciencia colectiva acorde con los valores de la élite. La capacidad de dar forma a la narrativa política mediante el control de estas plataformas refuerza las estructuras de poder existentes.

Aunque las redes sociales parecen democratizar la participación política, esta democratización es ilusoria. La participación en estas plataformas está condicionada por las estructuras de clase. El acceso a la educación y los recursos económicos influyen en la capacidad de las personas para participar plenamente, perpetuando así las desigualdades del sistema capitalista. La participación digital puede intensificar las disparidades sociales en lugar de mitigarlas.

Así surge el desafío de cómo la clase trabajadora puede utilizar las redes sociales para desafiar las estructuras capitalistas. La conciencia de clase y la movilización en línea pueden ser instrumentos de resistencia, pero la explotación inherente a la propiedad de estas plataformas por parte de las élites empresariales presenta desafíos significativos. Explorar modelos alternativos de propiedad y gestión de plataformas digitales podría ser esencial para avanzar hacia una democracia genuina en el ciberespacio.

Las redes sociales en el contexto electoral no solo son medios de comunicación, sino extensiones del modo de producción capitalista. Facilitan la reproducción de relaciones de clase al servir a los intereses de la clase dominante. La alienación en estas plataformas refuerza la desconexión de los individuos con la realidad, mientras que la publicidad política contribuye a la hegemonía ideológica. A pesar de la aparente democratización pueden intensificar las desigualdades.

Abordar estos problemas implica cuestionar las estructuras de propiedad y operación de las redes sociales. La lucha por una democracia real en el ciberespacio requiere la exploración de modelos que prioricen las necesidades colectivas sobre la acumulación de capital. Los invito a reflexionar sobre cómo las redes sociales, lejos de ser herramientas neutrales, son fundamentales en la reproducción de las dinámicas capitalistas en la esfera política contemporánea.


En la actualidad, las redes sociales se han convertido en un actor influyente en el escenario político, desempeñando un papel crucial en la configuración de opiniones durante los procesos electorales. Es imperativo examinar el papel de estas plataformas en el contexto del modo de producción capitalista, considerando cómo contribuye a la reproducción de las relaciones de clase y la ideología dominante.

La infraestructura tecnológica, incluyendo las redes sociales, es una extensión del modo de producción capitalista. Estas plataformas, en Occidente, controladas por gigantes corporativos y viabilizadas por el Departamento de Estado norteamericano, sirven principalmente para la acumulación de capital y control social. Facilitan la publicidad dirigida, la manipulación de la opinión pública y la extracción de datos, todo en beneficio de la clase dominante. Las redes sociales, en lugar de desafiar las relaciones de producción capitalistas, se convierten en herramientas que las refuerzan.

Podemos traer a colación la teoría de la alienación de Carlos Marx que se manifiesta en el contexto de las redes sociales. A medida que los individuos se sumergen en estas plataformas, la constante interacción con contenido político puede llevar a una alienación más profunda. La constante atención a las pantallas y el consumo desmedido de información contribuyen a una desconexión de la realidad, desviando a las personas de una comprensión crítica de su papel en la sociedad. La participación se convierte en una forma de trabajo alienado, donde la atención del usuario se convierte en una mercancía explotable por las plataformas y los anunciantes.

En el escenario electoral, las redes sociales son campos de batalla para la publicidad política. Partidos y candidatos, a menudo respaldados por grandes capitales, utilizan estas plataformas para difundir mensajes que refuerzan la hegemonía ideológica de la clase dominante. La publicidad política no solo busca persuadir a los votantes, sino que también contribuye a la formación de una conciencia colectiva acorde con los valores de la élite. La capacidad de dar forma a la narrativa política mediante el control de estas plataformas refuerza las estructuras de poder existentes.

Aunque las redes sociales parecen democratizar la participación política, esta democratización es ilusoria. La participación en estas plataformas está condicionada por las estructuras de clase. El acceso a la educación y los recursos económicos influyen en la capacidad de las personas para participar plenamente, perpetuando así las desigualdades del sistema capitalista. La participación digital puede intensificar las disparidades sociales en lugar de mitigarlas.

Así surge el desafío de cómo la clase trabajadora puede utilizar las redes sociales para desafiar las estructuras capitalistas. La conciencia de clase y la movilización en línea pueden ser instrumentos de resistencia, pero la explotación inherente a la propiedad de estas plataformas por parte de las élites empresariales presenta desafíos significativos. Explorar modelos alternativos de propiedad y gestión de plataformas digitales podría ser esencial para avanzar hacia una democracia genuina en el ciberespacio.

Las redes sociales en el contexto electoral no solo son medios de comunicación, sino extensiones del modo de producción capitalista. Facilitan la reproducción de relaciones de clase al servir a los intereses de la clase dominante. La alienación en estas plataformas refuerza la desconexión de los individuos con la realidad, mientras que la publicidad política contribuye a la hegemonía ideológica. A pesar de la aparente democratización pueden intensificar las desigualdades.

Abordar estos problemas implica cuestionar las estructuras de propiedad y operación de las redes sociales. La lucha por una democracia real en el ciberespacio requiere la exploración de modelos que prioricen las necesidades colectivas sobre la acumulación de capital. Los invito a reflexionar sobre cómo las redes sociales, lejos de ser herramientas neutrales, son fundamentales en la reproducción de las dinámicas capitalistas en la esfera política contemporánea.


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