Deuda y dólar futuro
Julián Denaro
En el año 2005, el gobierno de Néstor Kirchner canceló el total de una deuda que venía desde el año 1956, durante 45 años, con una suma de 10.000 millones de dólares. En tan sólo un año y medio, el gobierno de Macri se endeudó en 44.000 millones de dólares ...



Se ha explicado insistentemente que la acumulación de Deuda Externa deteriora las posibilidades de acción de la política a cada presente histórico, por comprometer recursos genuinos del Estado en sendos vencimientos de capital e intereses con acreedores externos. Esas partidas habría que asignarlas en su completitud a Salud, Educación, Ciencia y Técnica, Conectividad, Desarrollo, Transporte, Turismo, Vivienda, Urbanismo, Alcantarillado, Agua Potable, Energía, etcétera.

Curiosamente, en todos los períodos en los cuales se consiguió crecimiento y desarrollo con inherentes mejoras para la sociedad, hubo un simultáneo desendeudamiento, destacándose objetiva e inapelablemente los períodos 1946–1955 y 2003–2015. Asimismo, en los períodos en los cuales se deterioraron las posibilidades de crecimiento y desarrollo, arrasando con el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, y alcanzando elevados niveles de desempleo y pobreza, el endeudamiento se creó y agigantó, siendo los exponentes más relevantes la dictadura de 1976 a 1983, el menemismo de 1989 al 2001 y el macrismo durante 2016, 2017, 2018 y 2019.

Esta mención resulta oportuna porque pone en cuestionamiento toda lógica sobre una sana toma de deuda, que consistiría en tomar recursos externos para financiar una rápida inversión que impulse el desarrollo en distintos sectores. Sin embargo, nuestra historia muestra una paradoja que convoca a pensar en intencionalidades políticas más que en aciertos o desaciertos. Asimismo, se conoce con evidencia suficiente que se trató de un saqueo de un gran porte delictivo, vinculando cada empréstito con formación de activos externos por parte de funcionarios y amigos. Esto es, utilizar al Estado para fugar el dinero del sistema engordando su enriquecimiento velozmente. De esto que se viene hablando y escribiendo hace mucho, surgen algunas consideraciones que ahondan el caso.

Primeramente, y esto también se viene diciendo y escribiendo desde hace mucho, sería totalmente injusto que la sociedad argentina pague una deuda que enriqueció a intereses ajenos a los del propio pueblo, que por el contrario fue sometido a mayores niveles de padecimiento. Por otro lado, también otro punto que conlleva sendas reiteraciones, es que el mundo estuvo atento para reconocer que Argentina fue el país que más de desendeudó en el planeta desde el 2005 hasta el 2015, y que del mismo modo, todas las naciones advirtieron que Argentina fue el país que más se endeudó desde el 2016 al 2019. Ahora, claro, se endeudó y empobreció, por lo cual resulta incontrovertible la deducción de que unos pocos tomaron esa deuda para realizar el saqueo más alevoso de todos los tiempos.

Entonces, la pregunta es cómo se resuelve dicha cuestión. Es cierto que la deuda contraída en el período tiene diversos orígenes, formas disímiles y diferentes acreedores, por cuanto su resolución también demanda complejas estrategias complementarias. El endeudamiento externo, que ascendió, en números redondeados, desde 65.000 millones de dólares (11% de un PBI de 600.000 millones) hasta 200.000 millones de dólares (45% de un PBI reducido a 450.000 millones), podríamos separarlo en dos conjuntos que requieren dos tratamientos que no se pueden mezclar. Mientras, no se omite remarcar que se bajó al país desde el puesto 20 al puesto 28 dentro de los 190 países del mundo.

Cerca de 90.000 millones corresponde a bonistas privados, monto que fue reestructurado, o como se dice ahora, reperfilado, postergando el primer vencimiento para dentro de cuatro años, y dilatando en el tiempo las cuotas futuras, de manera de liberar recursos que son urgentemente necesarios para reconstruir el país y reparar los daños sociales ocasionados por el gobierno de las corporaciones durante el gobierno de Macri. Por otro lado, los 44.000 millones de deuda con el FMI remiten a un capítulo no tan complicado de abordar.

En el año 2005, el gobierno de Néstor Kirchner canceló el total de una deuda que venía desde el año 1956, durante 45 años, con una suma de 10.000 millones de dólares. En tan sólo un año y medio, el gobierno de Macri se endeudó en 44.000 millones de dólares, en el mayor préstamo de la historia del Fondo Monetario Internacional. Obviamente, todo esto es de público y global conocimiento. Por esto el actual presidente Alberto Fernandez avanza en disponer una querella criminal a los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que jamás haya ocurrido, además de quedar expuesta la complicidad del FMI, cuya intencionalidad política comandada por Trump fue apoyar la candidatura de Macri.

Pero por un lado, el FMI es un organismo del cual participan la mayoría de los países del mundo, por cuanto no se puede esconder ni pasar por alto su responsabilidad. Más aún, considerando que hay muchos países endeudados, y la credibilidad de la institución internacional es crucial para su propia continuidad. Y por otro lado, la indagación acerca de la intrínseca validez en términos legales y administrativos de la deuda externa argentina abre un camino posible para conseguir el objetivo de que el pueblo argentino no pague esa deuda que enriqueció a intereses ajenos a él.

En resumidas cuentas, no se emitieron Dictamen Jurídico previo a la Carta de Intención ni Dictámen Técnico del Banco Central respecto al impacto sobre la Balanza de Pagos, no se dictaron Actos Administrativos válidos en secuencia, forma y pertinencia, y además se violaron los propios estatutos del FMI que no avalan préstamos para la formación de activos externos (fuga). Así las cosas, la demanda judicial es contra funcionarios que suscribieron el préstamo sin cumplir ni respetar las reglas de procedimientos administrativos del Estado. Es decir, se contrajo el crédito más abultado del FMI y de la historia argentina, violando las normas y entonces ejerciendo abuso de autoridad así como defraudación al Estado. En otras palabras, traición a la Patria.

Si todo esto fuera comprendido por todos, la velocidad de las resoluciones favorables se precipitaría, pero el poder concentrado y las corporaciones, inundan de mentiras el conjunto de creencias instalado. Entonces, con vistas a confundir a la sociedad, el poder fáctico que maneja periodistas, jueces, políticos y medios, está intentando tapar estos graves hechos con la divulgación de las denuncias contra funcionarios kirchneristas por las pérdidas ocasionadas para el Estado Argentino, todos nosotros, por la devaluación que hizo el gobierno de Macri apenas asumió, conocida como la Causa Dólar Futuro. Está bien escrito.

El Dólar Futuro es una herramienta que permite a los ahorristas temerosos proteger sus ahorros de devaluaciones. Por ejemplo, si alguien posee un ahorro de 102.000 pesos, podría comprar dólar futuro para diciembre, valuado en 102 pesos. Si compra 1000 dólares y el dólar sube a 120 pesos, recibirá 120.000, ganando 18.000 pesos. Aunque si al momento del vencimiento de la operación el dólar está en 98, recibirá 98.000, perdiendo 4.000 pesos. Si el ahorrista pierde, el Estado gana. Si el ahorrista gana, el Estado pierde. De cualquier modo es una herramienta que utiliza el Estado para generar cierta previsibilidad, además de calmar a los especuladores verdes, que si no compran dólares se ponen nerviosos. De esta forma, se tranquilizan los ahorristas color pasto, el país no vende dólares, y el tipo de cambio futuro queda sugerido, y por ende, en paz.

La Causa Dólar Futuro refiere a cuando el gobierno de Cristina Fernández hizo esto en el 2015. Pero al ganar Macri, se produjo una devaluación abrupta de más del 50%, con el objeto de favorecer a todos los que apoyaron y financiaron su campaña. Léase las corporaciones agroexportadoras, el poder financiero, el mismo Macri y sus amigos, los fondos buitre y los intereses del imperialismo neocolonial. Todos ellos manejan dólares en abundancia. Desde luego, la suba del precio del dólar enriquece inmediatamente a los que tienen dólares y empobrece a los que reciben sus ingresos en pesos. Se ha escrito mucho en relación al efecto de la quita de retenciones y la devaluación, además de la apertura de las importaciones, la liberación cambiaria, la instalación de la bicicleta financiera, la desregulación comercial, los tarifazos, etcétera, pero es el momento de focalizar en la Causa Dólar Futuro.

A partir de lo descripto, se deduce que la devaluación perjudicó al Estado, que tuvo que pagar un 50% más por cada dólar, e hizo ganar a los que compraron dólar futuro. Se sabe quiénes fueron los que ganaron? Sí, por supuesto. Ahora se puede saber todo, y es fácil y rápido encontrarlo en la red. Se pueden encontrar a Caputo, el mejor amigo de Macri, empresas del propio Macri, y muchos amigos y funcionarios de su gobierno, como Lopetegui, Torello, Quintana, La Nación, Cablevisión, etcétera. O sea, ganaron las elecciones y aplicaron maniobras para saquear al Estado. Pero claro, como son los que tienen el poder y manejan los medios de difusión, le echan la culpa de los costos de la devaluación a los funcionarios del gobierno de Cristina, gobierno que había conseguido los salarios y las jubilaciones más elevadas de toda Latinoamérica.

Uf, es verdad, la devaluación del 50% deterioró de inmediato esa categoría, y la generación de una inflación descontrolada bajó en tan sólo cuatro años el poder adquisitivo de los ingresos a un tercio de lo que tenían en noviembre de 2015. Pero se sabe muy bien que, a través de inocular sentimientos enfrentados a la vertiente nacional, popular y justicialista, todavía tienen poder de daño. Son unos pocos, pero tienen mucho poder.


Se ha explicado insistentemente que la acumulación de Deuda Externa deteriora las posibilidades de acción de la política a cada presente histórico, por comprometer recursos genuinos del Estado en sendos vencimientos de capital e intereses con acreedores externos. Esas partidas habría que asignarlas en su completitud a Salud, Educación, Ciencia y Técnica, Conectividad, Desarrollo, Transporte, Turismo, Vivienda, Urbanismo, Alcantarillado, Agua Potable, Energía, etcétera.

Curiosamente, en todos los períodos en los cuales se consiguió crecimiento y desarrollo con inherentes mejoras para la sociedad, hubo un simultáneo desendeudamiento, destacándose objetiva e inapelablemente los períodos 1946–1955 y 2003–2015. Asimismo, en los períodos en los cuales se deterioraron las posibilidades de crecimiento y desarrollo, arrasando con el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, y alcanzando elevados niveles de desempleo y pobreza, el endeudamiento se creó y agigantó, siendo los exponentes más relevantes la dictadura de 1976 a 1983, el menemismo de 1989 al 2001 y el macrismo durante 2016, 2017, 2018 y 2019.

Esta mención resulta oportuna porque pone en cuestionamiento toda lógica sobre una sana toma de deuda, que consistiría en tomar recursos externos para financiar una rápida inversión que impulse el desarrollo en distintos sectores. Sin embargo, nuestra historia muestra una paradoja que convoca a pensar en intencionalidades políticas más que en aciertos o desaciertos. Asimismo, se conoce con evidencia suficiente que se trató de un saqueo de un gran porte delictivo, vinculando cada empréstito con formación de activos externos por parte de funcionarios y amigos. Esto es, utilizar al Estado para fugar el dinero del sistema engordando su enriquecimiento velozmente. De esto que se viene hablando y escribiendo hace mucho, surgen algunas consideraciones que ahondan el caso.

Primeramente, y esto también se viene diciendo y escribiendo desde hace mucho, sería totalmente injusto que la sociedad argentina pague una deuda que enriqueció a intereses ajenos a los del propio pueblo, que por el contrario fue sometido a mayores niveles de padecimiento. Por otro lado, también otro punto que conlleva sendas reiteraciones, es que el mundo estuvo atento para reconocer que Argentina fue el país que más de desendeudó en el planeta desde el 2005 hasta el 2015, y que del mismo modo, todas las naciones advirtieron que Argentina fue el país que más se endeudó desde el 2016 al 2019. Ahora, claro, se endeudó y empobreció, por lo cual resulta incontrovertible la deducción de que unos pocos tomaron esa deuda para realizar el saqueo más alevoso de todos los tiempos.

Entonces, la pregunta es cómo se resuelve dicha cuestión. Es cierto que la deuda contraída en el período tiene diversos orígenes, formas disímiles y diferentes acreedores, por cuanto su resolución también demanda complejas estrategias complementarias. El endeudamiento externo, que ascendió, en números redondeados, desde 65.000 millones de dólares (11% de un PBI de 600.000 millones) hasta 200.000 millones de dólares (45% de un PBI reducido a 450.000 millones), podríamos separarlo en dos conjuntos que requieren dos tratamientos que no se pueden mezclar. Mientras, no se omite remarcar que se bajó al país desde el puesto 20 al puesto 28 dentro de los 190 países del mundo.

Cerca de 90.000 millones corresponde a bonistas privados, monto que fue reestructurado, o como se dice ahora, reperfilado, postergando el primer vencimiento para dentro de cuatro años, y dilatando en el tiempo las cuotas futuras, de manera de liberar recursos que son urgentemente necesarios para reconstruir el país y reparar los daños sociales ocasionados por el gobierno de las corporaciones durante el gobierno de Macri. Por otro lado, los 44.000 millones de deuda con el FMI remiten a un capítulo no tan complicado de abordar.

En el año 2005, el gobierno de Néstor Kirchner canceló el total de una deuda que venía desde el año 1956, durante 45 años, con una suma de 10.000 millones de dólares. En tan sólo un año y medio, el gobierno de Macri se endeudó en 44.000 millones de dólares, en el mayor préstamo de la historia del Fondo Monetario Internacional. Obviamente, todo esto es de público y global conocimiento. Por esto el actual presidente Alberto Fernandez avanza en disponer una querella criminal a los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que jamás haya ocurrido, además de quedar expuesta la complicidad del FMI, cuya intencionalidad política comandada por Trump fue apoyar la candidatura de Macri.

Pero por un lado, el FMI es un organismo del cual participan la mayoría de los países del mundo, por cuanto no se puede esconder ni pasar por alto su responsabilidad. Más aún, considerando que hay muchos países endeudados, y la credibilidad de la institución internacional es crucial para su propia continuidad. Y por otro lado, la indagación acerca de la intrínseca validez en términos legales y administrativos de la deuda externa argentina abre un camino posible para conseguir el objetivo de que el pueblo argentino no pague esa deuda que enriqueció a intereses ajenos a él.

En resumidas cuentas, no se emitieron Dictamen Jurídico previo a la Carta de Intención ni Dictámen Técnico del Banco Central respecto al impacto sobre la Balanza de Pagos, no se dictaron Actos Administrativos válidos en secuencia, forma y pertinencia, y además se violaron los propios estatutos del FMI que no avalan préstamos para la formación de activos externos (fuga). Así las cosas, la demanda judicial es contra funcionarios que suscribieron el préstamo sin cumplir ni respetar las reglas de procedimientos administrativos del Estado. Es decir, se contrajo el crédito más abultado del FMI y de la historia argentina, violando las normas y entonces ejerciendo abuso de autoridad así como defraudación al Estado. En otras palabras, traición a la Patria.

Si todo esto fuera comprendido por todos, la velocidad de las resoluciones favorables se precipitaría, pero el poder concentrado y las corporaciones, inundan de mentiras el conjunto de creencias instalado. Entonces, con vistas a confundir a la sociedad, el poder fáctico que maneja periodistas, jueces, políticos y medios, está intentando tapar estos graves hechos con la divulgación de las denuncias contra funcionarios kirchneristas por las pérdidas ocasionadas para el Estado Argentino, todos nosotros, por la devaluación que hizo el gobierno de Macri apenas asumió, conocida como la Causa Dólar Futuro. Está bien escrito.

El Dólar Futuro es una herramienta que permite a los ahorristas temerosos proteger sus ahorros de devaluaciones. Por ejemplo, si alguien posee un ahorro de 102.000 pesos, podría comprar dólar futuro para diciembre, valuado en 102 pesos. Si compra 1000 dólares y el dólar sube a 120 pesos, recibirá 120.000, ganando 18.000 pesos. Aunque si al momento del vencimiento de la operación el dólar está en 98, recibirá 98.000, perdiendo 4.000 pesos. Si el ahorrista pierde, el Estado gana. Si el ahorrista gana, el Estado pierde. De cualquier modo es una herramienta que utiliza el Estado para generar cierta previsibilidad, además de calmar a los especuladores verdes, que si no compran dólares se ponen nerviosos. De esta forma, se tranquilizan los ahorristas color pasto, el país no vende dólares, y el tipo de cambio futuro queda sugerido, y por ende, en paz.

La Causa Dólar Futuro refiere a cuando el gobierno de Cristina Fernández hizo esto en el 2015. Pero al ganar Macri, se produjo una devaluación abrupta de más del 50%, con el objeto de favorecer a todos los que apoyaron y financiaron su campaña. Léase las corporaciones agroexportadoras, el poder financiero, el mismo Macri y sus amigos, los fondos buitre y los intereses del imperialismo neocolonial. Todos ellos manejan dólares en abundancia. Desde luego, la suba del precio del dólar enriquece inmediatamente a los que tienen dólares y empobrece a los que reciben sus ingresos en pesos. Se ha escrito mucho en relación al efecto de la quita de retenciones y la devaluación, además de la apertura de las importaciones, la liberación cambiaria, la instalación de la bicicleta financiera, la desregulación comercial, los tarifazos, etcétera, pero es el momento de focalizar en la Causa Dólar Futuro.

A partir de lo descripto, se deduce que la devaluación perjudicó al Estado, que tuvo que pagar un 50% más por cada dólar, e hizo ganar a los que compraron dólar futuro. Se sabe quiénes fueron los que ganaron? Sí, por supuesto. Ahora se puede saber todo, y es fácil y rápido encontrarlo en la red. Se pueden encontrar a Caputo, el mejor amigo de Macri, empresas del propio Macri, y muchos amigos y funcionarios de su gobierno, como Lopetegui, Torello, Quintana, La Nación, Cablevisión, etcétera. O sea, ganaron las elecciones y aplicaron maniobras para saquear al Estado. Pero claro, como son los que tienen el poder y manejan los medios de difusión, le echan la culpa de los costos de la devaluación a los funcionarios del gobierno de Cristina, gobierno que había conseguido los salarios y las jubilaciones más elevadas de toda Latinoamérica.

Uf, es verdad, la devaluación del 50% deterioró de inmediato esa categoría, y la generación de una inflación descontrolada bajó en tan sólo cuatro años el poder adquisitivo de los ingresos a un tercio de lo que tenían en noviembre de 2015. Pero se sabe muy bien que, a través de inocular sentimientos enfrentados a la vertiente nacional, popular y justicialista, todavía tienen poder de daño. Son unos pocos, pero tienen mucho poder.


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