Recordando a dos compañeros asesinados en uno de los crímenes de la CIA: La voladura del avión DC-6
Por: Acercándonos Cultura
Publicado: 15/03/2024





El 15 de marzo de 1963 agentes de la CIA - Agencia Central de Inteligencia Norteamericana- colocan un artefacto explosivo en un avión de las aerolíneas civiles bolivianas, un DC-6, producto de la explosión en pleno vuelo se precipita a tierra en el Monte Chechecomati, al suroeste del Volcán Tacora, Perú. Entre los fallecidos en este acto terrorista estaban los correos diplomáticos cubanos Juan de Dios Mulén Quirós y Enrique Valdés Morgado.

Juan de Dios Mulén Quirós 
Nació el 8 de junio de 1918 en La Habana, en el seno del hogar que constituyó el matrimonio formado por Juan Mulén y Zoila Quirós. Realizó sus primeros estudios en la escuela del maestro Rosainz, en Cuatro Caminos, pero su vocación por la pintura lo lleva a estudiar en la Escuela de San Alejandro, sueño que no logra materializar, ya que se ve obligado a abandonar los estudios para ayudar al sostén de su numerosa familia, compuesta por sus padres y cinco hermanos.

Inició su vida laboral a los veinte años como conductor de la ruta 8. Posteriormente pasó a trabajar como chofer de ómnibus de la ruta 20, siguiendo la tradición de su padre, quien también había realizado este oficio.

A los 21 años se casó y de esa unión tuvo un hijo. Después, enviudó. Más tarde se volvería a casar y de ese último matrimonio tendría cuatro hijos.

Mulén tenía buen carácter aunque era serio, le gustaban la música, el baile y el deporte.

Desarrolló su vida revolucionaria como obrero unitario bajo la guía del Partido Socialista Popular (PSP) y cumplió con disciplina y amor todas las tareas que le fueron encomendadas.

Se destacó como dirigente obrero en el sector del transporte. En la Huelga del 9 de abril de 1958 se hizo sentir y fue uno de los que orientó a los choferes no laborar ese día, en apoyo a la huelga.

Con el Triunfo de la Revolución se inició una nueva vida para Muléns, por ello se incorporó resueltamente a todas las tareas e ingresó en las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), cuando la contrarrevolución interna y externa pretenden destruir el proceso recién iniciado.

El 25 de octubre de 1960 ingresa en Seguridad Personal y empieza a funcionar con chofer del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, oficio que realiza hasta principios de 1963, año en que pasa a fungir como correo diplomático.

Enrique Valdés Morgado
Nació 15 de julio de 1935 en Morón, en el seno de una numerosa familia constituida por Ramón Valdés y Amparo Morgado. Años más tarde la familia de Enrique se vio obligada a abandonar su natal Morón y a establecerse en La Habana, con la vana intensión de mejorar la precaria situación en que vivían. El niño solo logró alcanzar el cuarto grado en la escuela pública donde cursaba estudios, porque la situación económica de la familia imposibilitaba costear su educación. Enrique era un niño inteligente y espontáneo que soñaba con ser aviador, sueño imposible de lograr para un hijo de familia humilde, que no contaba con suficientes recursos económicos para ello.

La realidad en que vivió le fue formando al pequeño un profundo sentimiento de desprecio por la injusticia social, la explotación y la penetración imperialista en el país. Ello hace que se identifique plenamente con la ideología y la lucha del Partido Socialista Popular (PSP), en el cual militaba su hermano Inocente, por lo que el 20 de mayo de 1952 ingresó en la Juventud Socialista Popular, con apenas 17 años. Su incorporación se produce en momentos en que el movimiento comunista era sumamente perseguido por la recién establecida dictadura de Batista, que lo había ilegalizado desde los primeros instantes.

Enrique comenzó entonces a desarrollar una vida muy arriesgada y en constante peligro, como consecuencia de su filiación ideológica. Múltiples fueron las tareas de este joven, razón por la cual fue designado como organizador de la Juventud Socialista en La Habana y posteriormente en Las Villas y Camagüey. Más tarde integraría el comité provincial de la Juventud Socialista en La Habana interior, primero en función de organizador y luego a cargo de la propaganda. Su militancia de joven comunista y los cargos de responsabilidad qué desempeñara dentro de la organización, lo obligaron a superarse de forma autodidacta, a leer la Revista Mella, y a mejorar la escritura, bastante rudimentaria, con la elaboración de los informes que por su labor de dirigente de la organización debía rendirle al partido, además de cursar estudios en la escuela clandestina del PSP, donde impartían clases los miembros del partido, entre ellos Severo Aguirre del Cristo.

La represión era sumamente tenaz y las actividades realizadas debían transcurrir en la más absoluta discreción, por lo cual era imprescindible variar, cada vez que fuera necesario, los nombres utilizados por los dirigentes comunistas, incluidos los juveniles. Por este motivo en reiteradas oportunidades Enrique dejó de usar su nombre propio y comenzó a Ilamarse Pablo, Bartolo y Lidio, pues según se “quemaba” un seudónimo al ser conocido por las fuerzas represivas del régimen, tenía que adoptar otro. Como miembro de la dirección de la Juventud Socialista Popular, en ocasiones tuvo que trasladar o guardar cientos de pesos, pero la acrisolada honradez que desde pequeño le inculcaron, no le permitía hacer uso de ellos, aun en los momentos en que el hambre se hacía insoportable, como la vez en que perdiera el conocimiento por no haber ingerido alimentos. Abnegado y responsable ante sus actividades como dirigente de la Juventud Socialista, anteponía a sus intereses personales o familiares tareas del partido, lo cual demostró al asistir a una reunión de la organización el mismo día en que velaban a la madre fallecida.

Pronto sus actividades lo hicieron sospechoso para las autoridades batistianas por lo que fue detenido en cuatro oportunidades, la segunda de ellas por arrojar una plancha contra las oficinas de la agencia UPI con el lema “Abajo él Imperialismo”. Esta vez fue salvajemente torturado por los sanguinarios capitanes Rojas y Matas, así como por el esbirro Tata Hernández, quien le apaleó las espaldas; quedó en tal estado por la golpeadura, que los familiares temieron por su salud, pues estuvo quince días en cama, al término de los cuales volvió a sus actividades en contra de la dictadura. Tras su última detención, el comité provincial de la Juventud Socialista en La Habana interior le orientó incorporarse a la lucha guerrillera en el Frente del Escambray, porque de producirse otro arresto difícilmente salvaría la vida.

De esta forma a mediados de 1958, comenzó la vida, guerrillera de Enrique en el destacamento “Máximo Gómez” del PSP, liderado por el comandante Félix Torres González en la zona de Yaguajay, del Frente Norte de Las Villas. En esta zona cumple la tarea de organizar a los campesinos para garantizar el abastecimiento del Ejército Rebelde labor en la que se mantiene enfrascado hasta la llegada de la columna No. 2 “Antonio Maceo”, bajo las órdenes del legendario comandante Camilo Cienfuegos, a la cual se incorporó y participó en diferentes combates como los de los pueblos de Meneses, Venegas y Yaguajay, en los que demostró valor y decisión.

Al Triunfo de la Revolución, el sargento del Ejército Rebelde, Enrique Valdés Morgado, es ascendido al grado de teniente y nombrado jefe del puesto militar de Santiago de las Vegas, donde permanece hasta 1960, cuando es destinado a Isla de Pinos, actualmente Isla de la Juventud, como jefe de operaciones, función que desempeña hasta ser designado para trabajar como cuadro profesional en la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), de la que fue primeramente organizador y después presidente en La Habana interior. Por espacio de un año, cumple estas tareas en las cuales, dada su tenacidad y experiencia como dirigente de la organización desde 1952, realizó un magnífico trabajo. El 10 de julio de 1961 ingresó en el Ministerio del Interior. Posteriormente es designado como correo diplomático.


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